Lo que no me gusta de mi ciudad

Cada vez que uno conduce por la Vía Expresa se encuentra con unas sorpresas alucinantes. El vehículo de la foto es uno de los miles que a diario circula por el país sin que algún Policía de Tránsito se anime a ponerle una papeleta de infracción por violar normas tan básicas como tener autorización para usar placas oscuras o llevar la matrícula del vehículo. Aquí no pasa nada porque sencillamente quien conduce es un policía y entre colegas existe el llamado espíritu de cuerpo que impide sancionarse entre ellos. ¿Miento? Solo recuerden el poderoso Honda de color rojo que manejaba hasta hace poco la ex escolta del presidente Alejandro Toledo, Lady Bardalez.
No tenía placas, carecía del Seguro Obligatorio (SOAT) y encima la conductora no tenía licencia para manejar un automóvil. La víctima del atropello tuvo que denunciarla ante la prensa para que la PNP recuerde que debió retener ese vehículo en la Comisaría.

Se estima que un 70 por ciento de los jóvenes limeños se quieren ir del país. Y razones no les faltan. Argumentan falta de empleo, oportunidades y una serie de hechos que provocan en muchos las ganas de irse en busca de un futuro mejor. Pero hay casos y sedes, como las del consulado de España en San Isidro, que realmente lindan con lo absurdo y grotesco. Diariamente se reúnen decenas de personas en busca de la añorada visa a la Madre Patria. Pero señores tengan algo de dignidad. Dormir en la calle para viajar a un país europeo, que valgan verdades no es el mejor en el viejo continente, no merece tanto sacrificio. Hay de por medio intentos por ordenar estas escenas y se espera que el caos y desorden en San Isidro ya no sean sinónimo de caminar por el cruce de la avenida Jorge Basadre y la calle Los Pinos.